Mi habitación de Nicaragua 30 tenía un balcón desde el que se veía el segundo piso de la "Preu", donde se encontraban algunas de las clases, a través de cuyas ventanas podía ver claramente a Sonia, con su largo pelo moreno, y a Tatiana, castaña y delgada. Canchondeo aparte, esta tentadora vista fue mi ruina académica puesto que no estudiaba una palabra( ni ellas tampoco). Los novillos o rabona eran frecuentes, tanto por su parte como por la mia, y hubo un momento en que llegamos a ser famosos en el bar de Avelino; al viejo, todo el día sentado frente al televisor con su bitter kas, no se le iba ni una, a pesar de parecer chocho y torpón. El tope de la fama - sobre todo de la mía - llegó durante un período en el que tuve que cambiarme al ala opuesta de la casa por unas reformas: la ventana de mi nueva habitación daba al jardín de la casa de Carlos, un chaval del Claret que jugaba al hockey sobre patines y solía beberse dos o tres tanques de cerveza jugando a parejas conmigo al futbolín. Desafortunadamente, el clima en Sevilla suele ser bastante " benigno " y la casa de Carlos tenía una piscina rodeada de verde cesped, donde su hermanita Carmen acostumbraba a solearse después de comer. Un día me acerco a la ventana para echar la persiana y tumbarme un ratito a dormir la siesta y veo a la menda lerenda tomando el sol en bikini, más güena que la leche que mamó; lo malo es que ella me vió a mí y, con una sonrisa que haría derretirse ( por no decir otra cosa ) a Taras Bulbas, me dice: "¿ quieres bajar a bañarte ?"
(¡ JOOOOOOOOODEEEEEEEER !) "no gracias "- contesté - estoy haciendo la digestión y además no tengo bañador aquí, aparte que estamos en Noviembre, hija.
- pues yo tengo calor. ¡Anda, baja y le pido un bañador a mi he rmano!
- (¡ glub!) esteeee... no gracias, de verdad; para mí hace frío. Además, tengo que descansar un rato que después tengo que estudiar (todo mentira).
- pues yo me voy a bañar
Y se tiró en la piscina
- ¡ está buenísima ! - el bikini era blanco y, mojado, transparentaba el cuerpo de la menda, sobre todo los pelos del chocho y los pezones.
- " tú sí que estás buena " - pensé yo alucinado. ¡ bueno, voy a dormir un rato ! ¡ hasta luego !
- ¡ hasta luego ! ya te veré por el barrio...
- Vaaalee - y eché la persiana y me tumbé en la cama pensando: ¡ horror y desesperación ! " ya te veré por el barrio ". Aquí terminará por liarse - pensé -; y se lió, la menda era demasiado exhuberante y güenona como para que ello no ocurriera.
A una la quería (Sonia), la otra me gustaba (Tatiana) y la tercera inspiraba en mí los más depravados instintos de la más pura perversión (Carmen). A la que me gustaba no la quería, a la que quería me quería y la viciosa me gustaba; a la que quería la pervertía, a la que me gustaba la quería y a la viciosa la quería y me gustaba, igual que a las otras; a la que no quería la engañaba, a la que quería me enviciaba y me gustaba y a la viciosa le era sincero... a las tres las quería y no las quería, las tres me atraían y me absorbían y las tres me enviciaban y se enviciaban conmigo; con las tres fuí sincero y a la vez embustero, las tres eran guapas, jovencísimas y estaban gúenezorras, las tres se querían y me querían y todos nos gustábamos, nos enviciábamos, nos absorbíamos y nos queríamos y al mismo tiempo todo lo contrario. Espero que haya quedado claro. Ya sé que no es excusa, pero así ¿quién coño era el chulo que estudiaba?
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P. S. Un buen día me dicen unos gilipoyones "¿por qué no te haces de la tuna , como nosotros? Ahí sí que se liga"... A lo que contesté que yo de bandurrias no entendía una papa.
( Heliópolis , Sevilla , 1977-78)