Después de casi dos meses sin conexión, los dioses del ciberespacio sideral se han dignado -¡por fin!- escuchar mis repetidas peticiones y ruegos -e improperios insultantes en forma de picardías culebrosas- y me han devuelto al mundo de los mortales vía modem de telefónica. Durante estos días en los que he estado apartado de la realidad bloguera y ante algunas situaciones personales y acontecimientos reseñables, varias han sido las veces en las que he sentido la necesidad de sentarme a escribir sin poder hacerlo.
Bien, ahora ya puedo pero NO SE ME OCURRE NADA... O sí, pero no me apetece. O no, pero sí me apetece. Me apetece pero sí o no. O sí o no, pero me apetece. Pero no me apetece, o sí. Etc, etc, etc.
¿Qué pasó con la Navidad? ¿qué del nuevo año, los Reyes, las lluvias, el frío? ¿las eliminatorias de copa entre palanganas y culés? ¿El terremoto de Haití? ¿Zapatero y las múltiples crisis? ¿soledades? ¿recuerdos? ¿añoranzas? ¿mentirijillas y verdades? Y, en los últimos días, un catarro como la pata de un camello.
Os propongo que acertéis qué tienen en común las dos imágenes que siguen:
Y si sive de pista, el cuadro es de El Españoleto