—Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
—Son para verte mejor —dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.
—Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
—Son para oírte mejor —siguió diciendo el lobo.
—Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
—Son para...¡comerte mejoooor! —y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita.
—¡Joé! lobo de mierda, encima que me acuesto contigo... ¡ya te vale!
—Pero si no hemos hecho nada, Caperuzota. Además, me he tenido que disfrazar de vieja petate para seguirte el rollo.
—Una, que tiene sus fetiches....y colorín colorado, este cuento se ha acabado.