A Enoc, bisabuelo de Noé y, para muchos, escriba inventor del alfabeto hebreo, se le atribuyen varios libros -cinco, aunque alguno incompleto- que no forman parte del canon cristiano, aunque el primero (Enoc I) sí está incluído en la Biblia copta y en la Iglesia Ortodoxa de Etiopía, que lo consideran materia de fe. En este libro primero de Enoc hay una parte -Grigori o Libro de los Vigilantes- que se refiere al séptimo cielo(1) y a los arcángeles que lo vigilan, y cómo algunos de ellos quisieron tomar el lugar de Dios y fueron arrojados al infierno; a estos se les llama normalmente ángeles caídos.
En un principio y como su nombre parece indicar, estos ángeles fueron creados por Dios con la misión de vigilar a la humanidad. Enoc, tomando referencias del capítulo sexto del Génesis, nos dice que estos ángeles comenzaron a follar con las humanas y que les procrearon hijos, los Nephilim, legendaria raza de gigantes salvajes que pervitieron a los humanos enseñándoles el uso de las armas, la cosmética, el espejo y la brujería entre otras técnicas(2). Eventualmente, Dios mandaría el Diluvio Universal con el fin de exterminar a la degenerada raza humana -excepto a Noé y los suyos- aunque los Vigilantes sobrevivieron a esta magna catástrofe, permaneciendo en los lugares más reconditos de la Tierra.
Se dice en Enoc I que estos ángeles vigilantes eran 200, aunque sólo nos da los nombres de sus líderes
En un principio y como su nombre parece indicar, estos ángeles fueron creados por Dios con la misión de vigilar a la humanidad. Enoc, tomando referencias del capítulo sexto del Génesis, nos dice que estos ángeles comenzaron a follar con las humanas y que les procrearon hijos, los Nephilim, legendaria raza de gigantes salvajes que pervitieron a los humanos enseñándoles el uso de las armas, la cosmética, el espejo y la brujería entre otras técnicas(2). Eventualmente, Dios mandaría el Diluvio Universal con el fin de exterminar a la degenerada raza humana -excepto a Noé y los suyos- aunque los Vigilantes sobrevivieron a esta magna catástrofe, permaneciendo en los lugares más reconditos de la Tierra.
Se dice en Enoc I que estos ángeles vigilantes eran 200, aunque sólo nos da los nombres de sus líderes
(1) En este séptimo cielo se encontraría el trono de Dios Padre. En el Apocalipsis de S. Juan se habla de él y también en el apócrifo atribuído a S. Pedro.
(2) Podemos ver una relación con la leyenda de Prometeo, en la que se cuenta cómo los humanos "inventaron" el fuego sin el permiso de Zeus.