El hijo de Zebedeo, hermano de S. Juan, montado en su blanco corcel, acude presto a desfacer cuantos entuertos hubiere menester, obrando el gran milagro de destripar infieles o cortarlos en menudos pedaços. ¡Y cierra España, que hace corriente!
Y dentro de un rato, las Anas (y los Anos) también celebran...¡qué hartura íííííhooo!
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