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jueves, 12 de noviembre de 2009

Alma de Noviembre

Puchero en una tarde corta de temprano crepúsculo, que más que almuerzo diríase merienda. El tiempo es una dimensión inventada para impedirnos vivir libremente y se estira o se encoje según nuestra, para el caso, domesticada voluntad. Se ha terminado la compota de membrillo pero hay fruta de temporada, granás, higos secos del Jerte y natillas con galletas: da igual. De postre, mejor abrazos, besos y caricias; son mucho más dulces.
Resulta que le gusta más El Viejo Agujetas... y yo ¿por qué dudé de ello alguna vez? ¿es acaso sorprendente que le guste lo bueno y que sepa apreciar dónde se encuentra?
Pronto oscurecerá.



A. Carlos Guzmán Capel - Bodegón.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Especias

Aire frío por el corredor, cortinas ondulantes. Membrillos, granadas y frascos con hierbas aromáticas secas...

Tendré que sacar la ropa de invierno.

domingo, 11 de octubre de 2009

Después de la Muerte


Estoy muy preocupado por las reacciones adversas ante una de mis últimas entradas, Santos de Espanto, reacciones que me avisan de mi inminente condenación eterna -si es que no me la había ganado ya con miles y miles de pecados- unida a una inevitable caída al fuego del Seol.
La vida es un infierno, EL INFIERNO (y da igual en qué forma se lo plantee cada cual). No hay túnel, no hay luz; nada, LA NADA. Y ni siquiera Lavoissier sirve de consuelo.
Y ahora os dedico una letra de bulerías jerezanas donde aparecen un santo y la Virgen, estupendos y simpatiquísimos:

Hábito de San Antonio porque vinieras
prima porque vinieras...
ahora lo rompo del Carmen
pa que te vaya y no güerba


(vino la muerte a visitarme un día como hoy y la combié y tó...)

jueves, 17 de septiembre de 2009

Poniente Fuerte

Para decirle adiós al verano -por el momento- ha venido del Atlántico, fresco, nuevo e impregnándolo todo -como siempre- con una pincelada de la meláncolía propia del océano. Anuncia el cambio y aunque todavía quedan dos veranillos (S. Miguel y el del membrillo) esto ya es otra cosa; ya lo creo. Se terminaron (hasta junio) esas tremendas e interminables tardes de fuego y sofocón, seguidas de no menos interminables noches esperando una ráfaga fresca que nunca llega. Bien Poniente; bien pisha.
En estas condiciones climáticas, se acurruca uno mucho mejor con la persona amada (¡uuuuy! por poco pongo un borderío). Siempre que dicha persona esté presente, claro; las cosas...
Recuerdo otro océano, el Índico, que nos pilla pelín más lejos que el Atlántico...el "culpable" ha sido un taranto de Manuel Torre...

¿Aónde andará mi muchacho
que hace más de tres días que yo no lo veo?...
Que aónde andará mi muchacho...
¿estará bebiendo vino
y estará por ahí borracho?
o una mujer mu güena me labrántretenío...





Y del Índico, desde los motores del Canarias F-86, me llegan historias de piratas somalíes que atacan atuneros españoles; sí, precisamente "atuneros", como unos lomos que yo me sé.
(Justo escribiendo de lomos ha sonado el teléfono: los besos, la distancia, los hasta luegos. De nuevo las cosas...)

sábado, 8 de agosto de 2009

A Vaca

Ben-vindos. Autoestrada. Dom Henrique. Notabilíssimo. ¡Vaya caras! No primeiro crossamento a mão direita. Serra. Termas. Coentro. Embarragem. Queijo e pressunto. Pão. Minha mãe. Morrer. Agora não, faz favor. Garrafeira. Livros. Cafés. Cabeleiros. ¡Jó, qué pelos! Poupança. Paragem. Cataplana. Frango ao piri-piri. Criança. Filho. Somalia. Partir. Sangria. Castelo vermelho. Veiculo longo (como os expressos europeus). Margarido. Mais coentro. Os Lusíadas do Camões. Inmarcescivel. ¡Qué tipajos! Algarvia. Macário. Vinho. Obrigado. Porto. Embarcação-embarcações; camarão-camarões: um e outro, do mar. Vento. Muito amor. Obrigada. Mais amor. E uma vez mais o ditoso coentro. Muito obrigado. ¡Desde luego que son feos los joíos! y tristes; y sequeirinhos. Beijos e mais beijos. Obrigadinho. Fortes abraços. É tudo fechado. Obrigadíssimo. Sem poder nós ficarmos juntos. Desgraçadamente, é impossivel fugir desta crua realidade. Solidão. Saudade. Até (mui) pronto!



A VACA DE FOGO

A porta
daquela igreja
vai um grande corropio
A volta
duma coisa velha
reina grande confusao
Os putos
ja fogem dela
deita o fogo a rebentar
soltaram
uma vaca em chamas
com um homem a guiar

Sao voltas
Ai amor sao voltas
Sete voltas
sao as voltas da maralha
Ai sao voltas
Ai amor sao voltas
sao as voltas
sao as voltas da canalha

No largo
daquela igreja
vive o ser tradicional
A volta
duma coisa velha
E nao muda a tradicao


(¡snif! -que no "¡¡buaaa!!", no es lo mismo-...)

jueves, 23 de julio de 2009

Alma de Invierno


Todo ha quedado sepultado bajo una densa capa blanca, implacablemente fría. La vida se detiene, se ralentiza el ritmo del ciclo metabólico.
La dama de cristal ve como sus aristas se transforman en delgadas agujas, largas y peligrosas, letales si se quiere.
Su carne se convierte en acero inoxadable y aluminio y sus ojos extraños de obsidiana, al mirar, rasgan las insípidas lágrimas de los que por su aliento quedaron paralizados.
No hay testigos de esto. Sólo el aire, pero fue sobornado a cambio de un puñado de fragancias perfectas y la imposible de cumplir promesa de hablar con las motañas en secreto, pactar con ellas para que le dejasen paso al convertirse en viento.
En el espíritu sólo existe invierno, gélidas notas de gélidas canciones, congeladas estrofas de congeladas rimas, congelados olvidos de congelados tiempos sin retratos, sin cartas de amor en los cajones, sin lumbre encendida en la cocina ni alimento alguno que calentar. Musgos y líquenes en muros acongojados por el frío.
Pelusas de un color sin nombre sirven de cobijo a un microcosmos habitado por horrendos y monstruosos seres. Lacias telas de araña abandonadas cuelgan por los apulgarados rincones de un caserón semiderruido, carcomidas las vigas, robadas las rejas de sus balcones y ventanas para ser refundidas en espadas sedientas de palpitantes corazones.
El aluminio de su carne se confunde con el gris metalizado de su espíritu. Sus manos frías, como las de la muerte, no han visto nunca el sol más que de noche, cuando duermen junto a él detrás del horizonte.
Misteriosa, casi desaparecida en las tinieblas de la ignota lejanía, sumergida en valles cerrados por montañas gigantes, el alma del invierno dormita entre el rocío congelado sobre las hojas de árboles y plantas irreconocibles. Su hálito forma nubes de espuma extraña, fibrosa y semitransparente; sus lágrimas son las perlas obscuras buscadas desde antiguo por seres mitológicos, mitad verdad inventada y desdibujada, mitad leyenda perfectamente planeada y minuciosamente calculada. Allí aguarda su turno, silenciosa, aletargada por el solsticio en las antípodas del mundo.
Un gastado cuaderno lleno de anotaciones en una extraña grafía, sumas y multiplicaciones sin resultado; algo que parecen números de teléfono sin prefijo junto a nombres y apellidos inexistentes, jamás vistos u oídos, asoma por debajo de las piedras de una tumba megalítica. Asombroso ¿cómo ha podido llegar hasta ahí? Da igual: al fin y al cabo, nada de lo que se ve anotado en él tiene sentido. Y aunque lo tuviese, a sus desconocidos dueños ya no les sirven unos apuntes seguramente obsoletos y que, por otra parte, ya nadie comprende.
Las sábanas del mundo han salido volando por el infinito; "alguien" abrió la puerta sin avisar y la corriente se las ha llevado, dejando destapado al planeta, que se ha ruborizado hasta la incandescencia al quedarse en paños menores ante la vista de todo el Cosmos. Se sospecha de la Luna como autora de la pesada broma, pero esta, aparte de reflejarse en el río, nunca muestra su otra cara...

(Menuda nevada está cayendo ¿eh?)

martes, 14 de julio de 2009

Pescaditos de plata

Entre estos días tan largos y luminosos y el ajetreo de libros que me traigo en el salón, los lepismas (del griego λεπίς - escama) buscan refugio en las zonas más oscuras y frescas de la casa. A estos pequeños y cuasi prehistóricos tisanuros les gustan, entre otras cosas, la humedad, el papel y la goma para encuardenar libros, por eso no es difícil encontrarnos su piel seca entre las páginas o incluso ver al propio bichejo salir despavorido al verse sorprendido por la luz.
Debía ser adulto el lepisma este, era grandecito. Y sabía tela marinera, pues buscó escondite de modo que pudiese tener una buena perspectiva del panorama que se avistaba: nada menos que el origen del mundo ¡Hay que ver cómo corren con lo chicos que son! ¡eso es velocidad -proporcionalmente hablando- y no la del guepardo! Total, era imposible averiguar dónde se metería, pero seguro que no se perdió detalle.*
La tijereta -el cortapisha- y el cienpiés son enemigos naturales del lepisma, pero son cuanto más feos más asquerosos, igual que ocurre con el hombre y el oso.
Poned una patata rallada o triturada en el suelo durante la noche y el insecto acudirá a comer así que, hurgando en busca del almidón, quedará entre las ralladuras: cepillo, cogedor y a la basura, patata con lepisma incluído.


Lepisma Saccharina
Fotografía cortesía de Nærum; Rudersdal Kommune, Hovedstaden - Danmark
© Ruth Alhburg





*
A esa hora las calles aún no estaban puestas y a lo lejos, en dirección a las montañas por donde se levanta el sol, se divisaban unas grises nubes que impedían el paso de la claridad del inminente y seguro amanecer.

domingo, 28 de junio de 2009

Tortas de Aceite

Un tarro de café molido...
Olor a tabaco que se impregna como podría impregnarse cualquier perfume de mujer. Quedan lunares blancos por muchos rincones de la casa y una parte insignificante de los objetos ha desaparecido; queda el olor a hembra humana, a hermosa hembra femenina y punto. Y punto.
...
...
...

En la cocina, como si alguien me hubiese preparado el desayuno antes de marcharse apresuradamente a cumplir con sus obligaciones, frascos con infusiones y algunas tortas de aceite.





viernes, 29 de mayo de 2009

En una Esquina del Mapa



Desde el pie de la torre puede verse una rosa de los vientos, en una de cuyas divisiones -entre el suroeste y el oeste, quizás por aquello del ocaso- se distingue una representación de la muerte en forma de calavera...

Pero no es muerte, sino vida: tras el ocaso y la noche, siempre vuelve a amanecer; al menos hasta ahora...

domingo, 17 de mayo de 2009

In de güey-jaligüey: la noche de los clones.


Tras escuchar a Bach y a Haendel -la von Otter y un clavecenista saltarín los interpretaron- llegó el contraste: ¡venga bailoteo! (tchunda-tchunda, tchun-tchun, pon-pon-pon, tund-tund, tan-tan y vuelta a empezar) ¡vengan calvos pa'rriba y pa'bajo! (tikitikitiki-un-dos...! weeeeeeeé!, parappapá-parappapí,tchan-tchan-tchan, clin-clin-clin, tururuttururuttururutturururuuú y otra vez vuelta a empezar) ¡vengan copazos! (wowowowowyeayea, tiritittí-tirittitá, pá-pá-pá,wowowowowowyeayea...) Así se pierden los móviles, no porque alguien meta mano a un bolso olvidado, sino porque los móviles-como todo quisque-también salen a bailar los fines de semana; claro, claro, calvo.
Por entre la horda alopécica aparecen Pili y Mili, María Ostiz -cigarra, canta cigarra- y Luis Aguilé con una flor de plástico en la solapa, todos con una tajá como un piano de cola. Junto a ellos varios miembros de Mocedades también la pillan fina (yyy uno-dos-tres, pim-pam-pum, tchin-tchin-tchin, traca-traca-tracatracatrá, chintachintachin, pon-pon...) Y yo enmedio -¡socorroooo, que me magrean a dúo!- vámonos que nos vamos. De pronto, Belfegor en forma de nieta o de sobrina o yo qué sé de Juanita Reina o una de esas copleras, hecha un mamotreto y rodeada de una cohorte de calvos maricas, algunas réplicas vivientes de Ken -novio de Barby- y de un cura arrepentido (parappapapá-parappapapá, tunda-tunda-tunda, pin-pin-pin, pan-pan pan) ¡Oh no! ¿este no será el de marras, verdad?: es -¡cómo no!- un calvo con gafas, vestido a lo Charles Aznavour, que se muerde las uñas y no para de mover la cabeza, como buscando a Susan desesperadamente. Cuando todo parecía perdido -¡uuuf, qué alivio!- vemos que el calvo ha ligado con una lumi, que no sé si será Susan, pero casi seguro que es Suzy (-onadora). Al menos eso creen él y mi prima, que no se entera de ná. Mi otra prima sí se queda con la copla y al poco rato vemos al susodicho calvorota, otra vez mordiéndose las uñas y parcheando a todo dios, al tiempo que la lumi se enrolla con otro, no calvo pero si cabezón...¡Y no tiene guasa la Piolina! ¡Po no dice que el billete es falso, la muy carapollito-de-a-duro!
Al final, hoy tampoco ha aparecido el ansiado príncipe azul (ni siquiera el príncipe calvo) y encima me tengo que tumbar en el asiento para que no me vean, cual moro cruzando el estrecho sin papeles en la trasera de un peuyó.
Cuando despierto, estoy en el González Hontoria, rodeado por la feria, pero la noche clónica no ha sido un sueño.
Tampoco lo ha sido una faena (con todos mis respetos a José Tomás) de orejas y rabo en el Al-Andalus, con vuelta al ruedo incluída y petición de pata por parte del respetable ... ¡Ya era hora de que la afición se llevara una alegría! (ñaca-ñaca-ñaca, floks-floks-floks, ayayayay-uyuyuyuy, uhmmm-uhmmm...)



P.D.
El Barça, de paso, ha quedado campeón de liga ¡sin jugar! así como lo oyen: sin jugar. Ya ni lo celebro...el Manchester que se prepare y yo a reponer fuerzas que no paroooooooooo! (sigo-sigo, tchunda-tchunda, trump-trump-trump y vuelta a empezar) Por cierto, señorita: tiene ud. unos pies monísimos y...más "cosas".

jueves, 7 de mayo de 2009

Cuarto Creciente

Doña Inés del alma mía...
Al salir del laberinto de Santa Cruz ("
en la calle ' la Pimienta, viven unos ojos negros que hasta en sueños me atormentan") nos hacemos fotos con una londinense color rosa/cerúleo y un exiliado armenio de Irán, quienes nos acompañan. Un viandante, con cara un poco de panoli, se ofrece a sacarnos una a los cuatro juntos; pone el dedo en el botón de la cámara: "aprieta fuerte", le digo mientras nos reímos de la situación, que para eso tenía cara de panoli. Una gárgola tetuda, única en su especie, nos observa, pétrea e inevitablemente boquiabierta.
Esta vez no pasó nada con las carabinas ni con la guardia civil cuando pasamos por el puente, pero en esa orilla del Río Grande siempre está esperando el Santo Oficio, aunque ahora, por fortuna, sólo en forma de recuerdo.
Caipirinha, mojitos y cervezas. A pesar de la crisis, las grúas continúan contorneando en la altura la silueta de la ciudad, pugnando con algunos de los más famosos monumentos del mundo para sobresalir por encima de las cobijas de la antigua Hispalis. La gente pasea y corre la voz de que el Barça ha marcado en Stanford Bridge y Enriqueta -que así se llama la londinense color chicle de fresa gastado- pone cara de pena y deja escapar un leve "ohhh" con tono de desencanto. Curiosamente, la calle tiene nombre de equipo de fútbol con un ligero aroma a segunda división: dicen que es por culpa del presidente -por lo visto es rarito- aunque a lo mejor la culpa es del Gran Poder, que no hace los milagros pertinentes en estos casos; o de los Borbones, socios honorarios con enchufe de alta tensión, que no influyen bajo cuerda todo lo que deberían.
Nuestra improvisada cicerone es lo más bonito que me ha ocurrido en muchísimo tiempo, a pesar de haber dejado escapar algún que otro alarido totalmente extemporáneo y más propio de un cafrulúkuyu que de un buen chavea europeo. Ella no: yo; ha sido un año lleno de dolores, plagado de despropósitos por mi parte. Es para que me zurzan, pero en vez de eso, nos damos piquitos y nos abrazamos como dos chiquillos: al verla caminar, ya de vuelta, abro la ventanilla y exclamo "¡tía güena!", cual albañil calenturiento. Ella sonríe y por el Postigo del Aceite le sale un ligue anecdótico, al parecer con bastante morro.
Esta vez hice el retorno acompañado y la carretera se mantuvo en silencio para no interrumpir la conversación.
Tanto desde mi casa como desde la suya se puede divisar la misma Luna.


jueves, 23 de abril de 2009

Paz

Envuelto en el crepúsculo, echo un último vistazo desde la altura y observo cómo se alejan las luces de la gran ciudad, dispuesta a afrontar una noche más -pijama, orinal y candil- desde la solidez desnuda de sus piedras. Kroke acompaña la escena que, sin llegar a ser triste, se torna sentimental, más aún con semejante fondo musical. Pienso en otro camino y en otra persona que también vuelve y pienso que quizás a ella le acompañe Kokani, una banda de zíngaros moldavos que convierten la fanfarria quincallera en un arte con dejes de nostalgia inconcreta, de algo que no se sabe exactamente qué es, pero que, por momentos, se hecha de menos.
El día ha sido caluroso, de una temperatura casi crispante. He estado muy nervioso todo el tiempo, que como siempre en estos casos -y vuelvo a repetir- es incronometrable, inencasillable en una esfera con manecillas, en una caja de cuarzo con numeritos. Quizás el saber con certeza que todo sería rápido y breve era lo que hacía que me sintiera alterado. O puede que fuesen el calor y la presión atmosférica. Incluso todo lo anterior y más cosas mezcladas. También el recuerdo de un miércoles cualquiera, en un lugar cualquiera, a una hora cualquiera...todos y cada uno exactamente iguales que hoy. Mientras, para que la coincidencia de situaciones haya tenido lugar, la Tierra casi ha dado una vuelta completa al sol.
Enfrente de la Santa Caridad está Miguel de Mañara con un necesitado en sus brazos. Alguien me ha dejado una estampa de la Virgen de la Paz en la ventanilla; la recojo y la guardo en el bolsillo de mi camisa.
El crepúsculo se ha vuelto noche y las etrellas cubren el camino. Su negro pelo, sus besos de azúcar ¿habrá llegado ya? "Hace sólo unos minutos y ya te hecho de menos". El camino de vuelta y melancólicos acordes de violín.
La estampa de la Virgen, por detrás, tiene escrita una oración.


jueves, 16 de abril de 2009

Letrilla

El ver el retrato de un jumento, con algún correaje aunque sin atavíos -albardas, jáquimas, serones...- me ha hecho recordar el paseo de ayer.
El sol se estaba pitorreando de la Ciudad del Sol por la mismísima cara y las orillas del vetusto Betis estaban llenas de flotantes cascos de litronas vacíos. El viento del Atlántico no daba tregua con la pleamar y se dejaba sentir, cortante como siempre, incluso casi 100 kilómetros tierra adentro.
El moro conocía a Nawal-az-Zwgbý (pronúnciense ambas "z" como la francesa en la palabra zero) nacida en Biblos, pero puso a otra cantante, egipcia. Nos sirvió té con yerbabuena mientras fumamos un narguile con sabor a cereza. Cerca, Rodrigo de Triana, impertérrito, oteaba tierra.
El tiempo, como cada vez que la belleza le presiona -ya lo he dicho alguna vez- corre a una velocidad inusitada, incalculable: Einstein tenía razón.
Caminar cogidos de la mano o abrazados de la cintura podría parecer anticuado a estas alturas, pero es hermoso. Muy hermoso.
Aviso a asnos y acémilas en general: Pagés del Corro está muy animada a esas horas; hay una tienda enorme de trajes de flamenca y complementos para los mismos. Al final, las trianeras se nos van a adelantar, pese a los rebuznos de los jumentos/ediles que rigen los destinos de la Cuna del Cante.
En un extremo de la calle que lleva el nombre del río que he mencionado al principio, junto al puente homónimo del barrio donde se puede pasear -aún hoy día- por el Callejón de la Santa Inquisición, bastante gente se sienta a tomar café o lo que sea. Miro el puente y recuerdo una letrilla que escuché alguna vez en mi infancia:

Ar pazá por er Puente Triana,
la puta turmana
er coño le ví:
ze me puzor carajho más tiezo
que la carabina
dun guardia siví...


(Por favor, esta letrilla nada tiene que ver con la hermosa señorita que paseaba junto a mí en esos momentos)

sábado, 4 de abril de 2009

The Turn of the Seasons: Vida y Muerte (o/y viceversa)







Ya lo van a matar. Y luego resucitará. Siempre ha sido, es y continuará siendo así, con otro nombre para el sujeto en cuestión, con otra apariencia externa en el ritual, pero seguro que con el mismo motivo: "anunciamos tu MUERTE, proclamamos tu RESURRECCIÓN".
Y cuando lleve un tiempo vivo, volverá a morir. Y a resucitar y a morir de nuevo y a...
Es curioso cómo algunos lo conmemoran comiendo torrijas y bacalao, cuando no angüelas, dulce de fritanga, por cierto, desconocido por estos parajes.




lunes, 23 de marzo de 2009

Jijas de mi Pueblo


El diálogo se difuminaba entre besos y abrazos tan cálidos como el Levante que ha traído la primavera.
Si los automóviles fuesen diseñados por mujeres, quizás no alcazarían altas velocidades, pero casi seguro que tendrían colocadas las palancas del freno de mano y de cambio en otro lugar; incluso puede que aparcasen solos...y que todas las calles y carreteras fueran rectas y llanas.
Almorzar; me gusta este verbo para nombrar la comida del medio día, aunque la tendencia actual es relacionar los almuerzos con actos oficiales o con reuniones de empresa. Pero aquí, en esta bendita tierra del sur del Sur, siempre se ha almorzado (más o menos) sin tener que asistir a ningún tipo de reunión oficial o acto de encuentro socioeconómico. Y casi siempre se almuerza muy tarde: eso de hacerlo temprano es de guiri ¡pero si hasta los escolares almuerzan después de las 3! Y los domingos, no te digo...
Quizás fuese debido a la hora por lo que salieron a colación las brecas.
No, no almorcé jijas de SU pueblo, sino pimientos asados con langostinos y un revuelto de habas con jamón. Tampoco almorcé brecas, aunque sí hallé en el lugar donde cocinan ese plato de SU pueblo al antaño afamado jardinero, al parcer y debido a la crisis que atravesamos,prácticamente en el paro crónico: desde hace unos meses es evidente la falta de cuidados en el jardín, donde la maleza ha ido enmarañándose y los yerbajos han crecido sin control, axfisiando a la otrora hermosa flora. Espero que, con la llegada del buen tiempo, este hábil profesional de la poda reinicie sus tareas, como parece que está empezando a hacer.
El diálogo, como no cabría menos esperar, fue distendido y variopinto, aunque hubo un par de temas en los que se hizo más hincapié: los orantes compulsivos y las excreciones calcáreas.
En cuanto a los primeros, el jardinero me ayudó a descifrar un enigmático criptograma acerca de la cocina de religiones, asunto que estos días ha sido comidilla por los alrededores y del que Paco el Gordo debe haber oído hablar de cerca, aunque este no vive en la calle San Gregorio; ni siquiera en Palos de la Frontera, San Fernando o Doña Mª de Padilla; ni en la Puerta de Jerez: el Gordo está por lo menos a 100 kilómetros de esos lugares. Al final resulta que los mariquitas lo son desde siempre...algo que ya sabíamos, pero que no está mal recordar de vez en cuando.
Las excreciones calcáreas son harina de otro costal. Progresan adecuadamente y se desarrollan por superposición de capas, una vez hacen su aparición los primeros brotes, generalmente a partir de las protuberancias existentes a ambos lados del hueso frontal. A pesar de lo diferente de ambos temas, llegamos a una conclusión similar: los cornúpetas lo son desde siempre.
... ... ... ... ...

-Hola, ¿has llegado bien?
- sí; y tú ¿comiste algo?
- ¿recuerdas que estuvimos hablando de brecas?
- sí, claro...
-pues si te digo a quien me encontré en el mesón, justo unos minutos después, no te lo vas a creer...

viernes, 13 de marzo de 2009

Buscando al Señor Patata

Ella dice que la ciudad, desde cierta perspectiva, se ve incluso bonita. El piensa que desde otra perspectiva no muy lejana a la de ella, incluso no parece la misma ciudad. Ambas perspectivas se funden en una sola y ambos observadores abandonan el mundo que pisan en ese momento.
Por una ventana con vitrinas llenas de helados, un gordo vestido de camarero y su compañero, más chupado y de orejas algo soplilleras, miran con cara de salidos y ella sonríe. Yo les aconsejo que cambien de equipo como un primer paso para que se les vaya quitando ese gesto de alobados que tienen.
El Señor Patata ha desaparecido: al parecer se ha instalado en otra ciudad más importante y sólo atiende bajo cita previa. Ante este panorama, era mejor sentarse y tomar una empanada de carne y un zumo de naranja natural, acompañado por una hermosa dama que bebe espumosos batidos de chocolate.
Unos danzarines de coreografía bailan en un pseudotablado, admirados por boquiabiertos extranjeros y japoneses (que también son extranjeros). En el tabanco * de la esquina, enfrente del freidor del gallego que inunda toda la calle de un denso olor a fritanga, no suelen entrar guayabos impresionantes, así que me apresuré en el encargo para no producir daños irreparables entre el personal chascarrillero; en la puerta, dos extranjeros hablan en alemán mientras catan los caldos de la tierra como dos parroquianos de toda la vida.
Había que buscar al Señor Patata en la gran ciudad, había que despedirse. La botella de morenita**estaba mejor en el suelo mientras las dos perspectivas del principio se volvían una sola.
Todo transcurre rápidamente, el tiempo no suele detenerse cuando la belleza le imprime velocidad, así que todos los besos del mundo son pocos, sin importar la gente que no cesa de pasar, si miran o no...

* Tabanco: en Jerez de la Frontera (Cádiz), taberna donde básicamente se consumen vinos.

** Morenita: mezcla de vino fino u oloroso con vino dulce, generalmente moscatel o Pedro Ximénez.



viernes, 13 de febrero de 2009

TU Y YO...

...dos aspectos ¿de la nada? ¿de lo inhóspito? ¿de lo desierto? ¿de...?

jueves, 8 de enero de 2009

Zumo de Mango.

Alguien quiso invitarme a cantar una canción de Olvido-Alaska en un local de karaoke, pero yo le hice el coro del rey de los monos del Libro de la Selva (¡oh, oh, oh, shubidú! quiero ser como tú...) y me largué por la puerta principal diciendo "adiós" con la manita.
El fabricante de ocarinas pasa mucho frío cerca del San Lorenzo, por eso viene al sur a beberse un wisky y a fumarse un cigarro sin tantos impedimentos, tanto legales y económicos como metereológicos.
Los italianos también saben hacer helados, no sólo los alicantinos. O ¿debería decirlo al revés? : o sea, primero los alicantinos y después los italianos.¿Y los chinos?¿qué pasa con los chinos? ¡Qué montonazo hay!
Un zumo de mango o de papaya ¿qué más da? O de maracuyá... o maracudespués. Después es siempre tarde. Tarde para amar, para irse, para quedarse; para acariciar el pelo de la persona siempre deseada, siempre esperada, siempre ausente; para los besos y abrazos de despedida.
Tarde para las farolas amarillas y para el empedrado resonante de las calles vacías.



P.S.
A pesar de los estufos, la frialdad me invade al observar la partida de una parte de mi esencia.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Reflexión a "Tortugas y Perezosos"

El techo es el suelo de las antípodas...o, el suelo es el techo de las antípodas.
Más bien ambos compartimos el mismo suelo y los techos están mirando cada uno para un polo...¿quién está arriba y quién abajo y con respecto a qué?. Ya, ya , la elíptica y todas esas cosas.