miércoles, 28 de octubre de 2009

Otium




Los Tartessos fueron vencidos por los Tirios y Gaditanos (colonia fenicia). Los Turdetanos se dejaron dominar por los Tirsenos y Romanos, tomando mercenarios celtíberos para defenderse:
...omnium Hispanorum maxime imbelles habentur Turdetani.
 T. Livio 34, 17


César trata a los habitantes de la Bética  de revoltosos y cobardes:
...neque in otio concordiam neque in bello virtutem ullo tempore retinere potuistis.
 J.César - De Bello Hispaniensi, 42

Es también característico que Escipión conquistó  Andalucía sin que los habitantes opusieran gran resistencia. En la, por lo general, fácil conquista de la costa oriental española por los Romanos, Astapa y Sagunto son gloriosas excepciones. Si se comparan con los demás Iberos, el contraste es grande. Son famosas por su belicosidad las tribus de las montañas septentrionales, los  Gallicos, Astures o los Cántabros, algo que puede relacionarse con la pobreza de sus tierras, que les obligaba a realizar contínuas invasiones a las de sus vecinos más ricos.
Seguramente participa en gran medida en este modo de ser poco guerrero de los Tartessos el clima suave y la abundancia de su país. Los Tirsenos, dominadores del mar, en un principio eran un pueblo belicoso; posteriormente, el suave cielo de Andalucía y las riquezas obtenidas rápidamente los enervaron. Tácito resalta particularmente el otium como causa de la decadencia de los pueblos.
Así, los Lidios, reputados de afeminados, fueron un día un pueblo valeroso (Heródoto, 1, 79) ¡Quién reconoce en los Persas que huyeron ante Alejandro al pueblo que siguió a Ciro o Darío! ¡Quien en los afeminados Etruscos del s.IV a.C. (Timeo, Teopompo y Diodoro lo citan) a los antiguos dominadores del Mediterráneo y conquistadores de Italia! Así perdieron fuerza combativa los Galos en su patria; los Gálatas en Asia Menor;  los Samnitas en Campania; los Vándalos en el norte de África y sur de España; los Ostrogodos en Italia; los Normandos en Sicilia; así los Bereberes y Árabes se tornaron afeminados en la propia Andalucía, donde antaño lo mismo ocurrió a los Tirsenos.

(Adolf Schulten - Tartessos; Erlangen,diciembre de 1921)