martes, 20 de enero de 2009

Salvando Humanidades Irredentas

Al leer la entrada que el últimamente barbudo jardinero (será el frío o es que debe mucho dinero... aunque yo personalmente, ahora que lo pienso, con barba debo el doble. ¡ Mira que si no tiene ni pa una filomati !) ha "colgado" esta mañana y que se refiere a la toma de posesión del deseado Obama, no he podido evitar la tentación de largar al respecto. Ya, desde que fuese anunciada su elección, estoy que trino. Al parecer, Bush actuaba en nombre de un desconocido país que nunca había roto un plato en la escena internacional, nunca había participado en una guerra ni nunca había hecho valer su autoridad por la fuerza de las armas en nación alguna, y mucho menos con fines imperialistas o colonialistas. Por lo visto, Mr. Bush se había apropiado indebidamente de las siglas U.S.A. y se había colado de tapadillo hasta el mismísimo despacho oval (por su forma elipsoide, no seáis mal pensados) del Pentágono, en un alarde de idiotez e ineptitud supina de todos los funcionarios y empleados del Gobierno Estadounidense, que hasta ayer no han caído en la cuenta de la intrusión cometida por el guiñolesco ex-presidente. O puede que estuviesen todos untados y mirasen para otro lado, vaya usted a saber... Incluso Osama Bin Laden (¡cuidado !: no confundir con Barak Obama El Mesías) la pifió eligiendo el Pentágono como objetivo : ¡ que ese no era el presidente, moro carajote !
El bueno, el genuíno, el auténtico, sin trampa ni cartón, es este, el teniente Blueberry que se ha salido del comic, harto ya de cabalgar y corretear la frontera mexicana, y que ahora se dispone a atrapar a los cuatreros que han jugado sucio con el mundo entero, desvalijando al más pintado y marcando reses ajenas, producto del esfuerzo y el trabajo de años, con hierros falsos. Con premeditación, nocturnidad, alevosía y descaro clamoroso. Pero ¡temblad, bandidos de la tierra ! ¡vuestra hora ha llegado ! Aquí está ya el redentor de la humanidad, el enviado que nos repartirá gratis todos los clinex que hagan falta en este valle de lágrimas. En cuanto empiece a firmar papeles en su recién estrenado despacho, desaparecerán la injusticia y el abuso y, como consecuencia, la pobreza, el hambre y, por supuesto, las guerras. En pocos días se acabará el paro en los países desarrollados, que así podrán ayudar a los menos desarollados; en pocos meses se pondrán todos a un ritmo similar, desapareciendo las desigualdades de todo tipo entre las diferentes naciones del globo. Las fábricas de armas de todo el mundo serán reconvertidas en fábricas 'e bocaillo 'e mortaela, zarshishón y shope, los cuales, faltaría más, repartirán gratis y amablemente -todo pagado por Obama- entre los más desfavorecidos de todos los lugares de la tierra, en vez de bombardearlos con napalm y fósforo. ¡ Ah ! y nada de campos de refugiados ni pobreteríos similares: chalets con 100 m. de jardín, piscina, garaje, sauna, campos de golf, tenis -con instructores gratis-... y colegios, muchos colegios ¡ Deporte y cultura a punta-pala, que no se diga que el hombre más poderoso del mundo manda sobre un hatajo de palurdos escuchimizados ! ¡ Qué guay !
Cuando le preguntaron a Albert Einstein (tras los panfletos con mensajes persuasivos lanzados en Hiroshima y Nagasaky) cómo creía que sería una hipotética Tercera Guerra mundial, contestó: " la tercera no sé cómo será, pero la Cuarta será con piedras y palos..."

En fin, que Dió no' coha confezao.