jueves, 17 de septiembre de 2009

Poniente Fuerte

Para decirle adiós al verano -por el momento- ha venido del Atlántico, fresco, nuevo e impregnándolo todo -como siempre- con una pincelada de la meláncolía propia del océano. Anuncia el cambio y aunque todavía quedan dos veranillos (S. Miguel y el del membrillo) esto ya es otra cosa; ya lo creo. Se terminaron (hasta junio) esas tremendas e interminables tardes de fuego y sofocón, seguidas de no menos interminables noches esperando una ráfaga fresca que nunca llega. Bien Poniente; bien pisha.
En estas condiciones climáticas, se acurruca uno mucho mejor con la persona amada (¡uuuuy! por poco pongo un borderío). Siempre que dicha persona esté presente, claro; las cosas...
Recuerdo otro océano, el Índico, que nos pilla pelín más lejos que el Atlántico...el "culpable" ha sido un taranto de Manuel Torre...

¿Aónde andará mi muchacho
que hace más de tres días que yo no lo veo?...
Que aónde andará mi muchacho...
¿estará bebiendo vino
y estará por ahí borracho?
o una mujer mu güena me labrántretenío...





Y del Índico, desde los motores del Canarias F-86, me llegan historias de piratas somalíes que atacan atuneros españoles; sí, precisamente "atuneros", como unos lomos que yo me sé.
(Justo escribiendo de lomos ha sonado el teléfono: los besos, la distancia, los hasta luegos. De nuevo las cosas...)