miércoles, 12 de agosto de 2009

Extraña Geografía (I): Llívia.

Es bien conocido el contorno del mapa de España o, quizás mejor, el de la Península Ibérica. A pesar del típico tópico de la piel de toro, más bien parecen dos caras puestas de perfil y mirando en direcciones opuestas: la una de niño o jovenzuelo; esta es la que ocupa la costa del Levante español y "mira" hacia el Mediterráneo y tendría la punta de la imaginaria nariz en Denia, provincia de Alicante. La otra, la que "mira" hacia el Atlántico, sería una vieja tocada con corona y tendría también la punta de una imaginaria nariz en la desembocadura del Tajo algo más allá de Lisboa, por Cascais aproximadamente. La "corona" de la "vieja" sería Galicia, más o menos.
También son de sobra conocidos territorios que pertenecen a España y que no se hallan en la Península, tales son Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla.
Pero, y de esto trata esta serie de entradas, existen lugares mucho menos conocidos que pertenencen a España y que, normalmente, la mayoría de españoles ignora. También existen curiosidades geopolíticas, sobre todo -y podría decirse que de forma más que lógica- en las fronteras francesa y portuguesa, donde antiguos conflictos -algunos aún oficialmente sin resolver- entre España y sus vecinos han dejado huellas que en la actualidad siguen siendo evidentes a poco que se detenga uno a observar.
Dicho esto, pasemos a ver algo de esos lugares y curiosidades geográficas.



Llívia


Esta porción de territorio español es un municipio de la provincia de Gerona y es un enclave rodeado completamente por Francia. Tiene alrededor de 1.500 habitantes, de los que más de 1.300 largos viven en Llivia y el resto entre Cereja y Gorguja, dos minúsculas pedanías, o diseminados por el término municipal de escasos 13 km² (12,83 para ser exactos). Sólo está conectada al resto de España por la carretera N-154 que la une a Puigcerdá, a unos 6 ó 7 kms, y atraviesa territorio francés durante unos 5 kms. aunque la carretera en sí está considerada tierra de nadie.
Llivia es un resto del Tratado de los Pirineos de 1659, reinando Felipe IV en España y Luis XIV en Francia, que se firmó como acuerdo de paz entre los dos países tras las rebeliones independentistas en Flandes y el levantamiento de Cataluña contra la corona española, conflictos ambos en los que los franceses intervinieron en favor de los rebeldes holandeses y sublevados catalanes. España se vió obligada a ceder a Francia el condado del Rosellón, con las comarcas de Vallespir, Capcir y Conflent, y una buena parte de la Baja Cerdaña: en total 33 pueblos. Se fijó entonces la frontera entre los dos países en los Pirineos, quedando la vertiente norte enteramente en poder de Francia.
Sin embargo Llívia poseía el rango de villa (y no de pueblo), título concedido por Calos V, por lo que no hubo de ser cedida en virtud de los privilegios que el citado rango le otorgaba, así que quedó como una isla española enmedio de territorio francés, tal como la conocemos en nuestros días.
Pero, aparte su peculiaridad geográfica e histórica, posee Llívia un detalle, por así llamarlo, que la hace aún más singular si cabe: la que está considerarda farmacia más antigua de Europa, la Botiga de Esteve (o Esteva) regentada por la familia de este apellido durante 7 generaciones y que hoy forma parte del Museo Municipal.
Esta farmacia data de 1415 y en su interior se conservan antiguos instrumentos, recipientes, recetarios, libros y otros enseres propios para la elaboración de medicamentos. Muy llamativa es una colección de 87 botes azules de cerámica esmaltada, els pots blaus, usados para el almacenamiento de diversos productos. Existen más potes azules repartidos por la geografía catalana (27 en Barcelona, 75 en El Masnou y 40 en Illa, aparte de algunos diseminados en diversos museos) sin que se sepa exactamente su origen y datación.





Rebotica y operatorio de la farmacia Esteve




Armario cordialer


Cajas policromadas y potes azules


Detalle de potes azules



En otro orden de cosas y como anécdotas de la historia moderna, cabe recordar que las tropas franquistas pidieron permiso a las autoridades galas para poder ocupar Llívia, ya al final de la Guerra Civil (11-02-1939).
Y más reciente (entre 1960 y 1980) ha sido la Guerra de los Stops:
a principios de los años 60 las autoridades francesas construyeron la carretera D-68 de forma que cruzaba en perpendicular con la N-154 que une a Llívia con Puigcerdá e instalando discos de "STOP" que obligaban a detenerse a los ciculantes por esta última, declarada en los tratados como de "libre circulación" para los llivienses. Estos útimos, ni cortos ni perezosos, empezaron a arrancar los discos, que eran repuestos rápidamente por los franceses y vueltos a arrancar inmediatamente. Durante varios días se sucedieron estos quita y pon contínuos por parte de unos y de otros y la historia, con momentos de mayor o menor intensidad, siguió así hasta los 80 cuando por fin los gobiernos de ambas naciones buscaron una solución al problema: así, financiado por Francia, se construyó un puente en la N-154 que pasaba por encima de la D-68 y en esta carretera se sustituyó el antiguo cruce por una rotonda.

Resultado de una guerra ganada a Francia