Quieren convencerme de tener mi pequeña porción de culpa en el deterioro del planeta, pero no apagaré la luz.
Quizás seamos una especie de virus infecciosos en una célula de un gigantesco ser: el macrocosmos es idéntico al microcosmos. Los tsunamis, huracanes y terremotos podrían ser el mecanismo de autodefensa de dicho ser, su sistema inmunológico que se defiende de nuestra contaminación.
La vida quiere seguir viviendo, valga la redundancia; todo ha de ser destruido para que todo se renueve y continúe: no somos una excepción.
El tiempo de Dios se mide en eternidad y el nuestro en un reloj mecánico.
Quizás seamos una especie de virus infecciosos en una célula de un gigantesco ser: el macrocosmos es idéntico al microcosmos. Los tsunamis, huracanes y terremotos podrían ser el mecanismo de autodefensa de dicho ser, su sistema inmunológico que se defiende de nuestra contaminación.
La vida quiere seguir viviendo, valga la redundancia; todo ha de ser destruido para que todo se renueve y continúe: no somos una excepción.
El tiempo de Dios se mide en eternidad y el nuestro en un reloj mecánico.