lunes, 14 de septiembre de 2009

Macandé

Macandé y Carlos Montoya

Loco, majara, eso es lo que quiere decir macandé.
Nació Gabriel Fernández Díaz en 1897 en Cádiz, en una familia realmente pobre del barrio de La Viña (según otros, de Santa María) y desde pequeño dejó notar una cierta inestabilidad emocional tendente a la esquizofrenia que se fue agudizando con la edad.
Pericón contaba que
"era un gitanillo que había en Cádiz con un eco de voz que yo no se lo he oído a nadie, y luego era tan chico, tan menúo, tan negro, que cuando sacaba aquel eco uno decía: pero bueno, ¿de aónde saca el gitano este la voz? y nunca se ponía ronco: a lo mejor se tenía que estar veinte horas cantando en una fiesta, salía, lo llamaban pa otra y cantaba tan tranquilo como si estuviera nuevo"

Escogió desde muy joven ser vendedor ambulante de caramelos y arropía (probablemente porque no existirían muchas posibilidades de salir adelante en ese principio de siglo XX catastrófico y convulsivo para España, donde no solamente ahora sí se ponía el sol, sino que salia a la mañana siguiente planteándole a millones de ciudadanos la cuestión de qué comerían ese día... si comían y si los piojos y las chinches no daban buena cuenta de ellos antes de volver a despertar) golosinas que anunciaba con un pregón, al parecer, original de Pravia (Asturias) que no se sabe a ciencia cierta cómo llegó a aprender y que él interpretaba como una especie de toná resultado de una mezcla alternante de seguiriya, soleá, tangos... El personaje llegó a ser famoso por toda la provincia y en los círculos de cantaores y aficionados era motivo frecuente de conversación. Volviendo a Pericón de Cádiz:
"con este pregón por asturianas tenía loco a todo Cádiz y por cualquier sitio que iba siempre llevaba detrás treinta o cuarenta personas ná más que por oirlo cantar"

Se dice que a veces buscaba cromos o recortaba fotografías de revistas de toreros famosos y envolvía con ellos los caramelos, recitando en el pregón los nombres de los personajes, normalmente toreros, como se ha dicho, aunque en otras ocasiones aparecía una retahíla de futbolistas, curiosamente los de la Balona (Real Balompédica Linense, de la Línea de la Concepción).

"el pregón de los toreros conservaba sus tonos asturianos de la primera parte, y el de los jugadores lo hacía por bulerías, aunque igual cambiaba los tercios. Su pregón no fue fijo: lo recreaba cada día según la inspiración del momento"
(Eugenio Cobo Guzmán, "Pasión y muerte de Gabriel Macandé"; ediciones Demófilo, Madrid 1977).

En este vídeo de la serie de TVE Arte y Artistas Flamencos se recrea el pregón, interpretado por Chano Lobato, con esos aires populares asturianos que, según opinión general, era como lo hacía su creador (el vídeo se alarga inútilmente cuando termina el cante, así que os podéis ahorrar los créditos del programa y la carta de ajuste).



Sin embargo, esta otra grabación legada por José de los Reyes Santos, El Negro del Puerto (sin facultades para hacer el cante hermoso pero reliquia hasta hace poco viva y testigo de unos tiempos que, aunque no muy lejanos en la Historia, se nos antojan remotísimos vistos desde aquí) suena más agitanada y con distinta letra.



No sólo era conocido por el pregón sino que también cantaba por varios estilos, creando unos fandangos personales* y codeándose con artistas famosos del momento en numerosas fiestas de señoritos y reuniones de más o menos burgueses en las ventas de Puerta Tierra pa fuera.
Eso sí, nunca consintió cobrar por su cante, enojándose si le ofrecían dinero por él. Se cuenta que, estando en Ceuta en una Semana Santa, cantó una saeta que despertó la admiración de la gente hasta el punto de llegar a ser rumor clamoroso que llegó a oídos del mismísimo general Sanjurjo -por entonces Alto Comisario de España en Marruecos- quien le mandó llamar y le dijo que le repitiera la saeta de marras, al tiempo que le ponía 20 duros en la mano, dinero que Gabriel rechazó negándose a cantar rotundamente. Ante esta negativa cerrada del cantaor, Sanjurjo, cabreadísimo por el desplante, ordenó su expulsión ipso-facto de Ceuta, prohibiéndole volver nunca más. Al parecer tenía algunas amistades en la ciudad y en esas visitas bebía vino a destajo y fumaba grifa hasta el punto de acabar todavía más transtornado de lo que ya estaba de nacimiento; la prohibición de volver a pisar suelo africano no sentó nada bien al majareto, quien a partir de ahí evidenció, ya claramente, los síntomas de su esquizofrenia.
Cada vez más retraído y extravagante, se echó una novia en Vejer de la Frontera, sordomuda de nacimiento, con la que terminó casándose y teniendo con ella dos hijos (algunos citan vagamente "dos o tres" o "unos cuantos"): la desgracia se cebó con el ya castigado Macandé queriendo que los niños también naciesen sordomudos. Esto fue la puntilla, el último ingrediente que necesitaba su maltrecho cerebro. Sigue Pericón:

"Y no era un loco malo ni ná, ni hacía daño a nadie; ná más que aquello de los chiquillos mudos lo trastornó de tal manera..."

¡¿Quién sabe si por estar rodeado de aquél contínuo, denso y desolador silencio cantaba a todas horas...?!

Que soy demente...
que soy un cuerpo sin guía
me dicen que estoy demente
y que hace muchos días
que me aparto de la gente
desengañao de la vía **

En 1935, esquizofrénico perdido y arrastrando la sífilis y un brote de tuberculosis que le mataría doce años después, fue ingresado en el manicomio de Cádiz donde permaneció hasta su muerte en 1947.
Estando en la celda del manicomio se sabe que algunos amigos y artistas pasaban de vez en cuando a interesarse por él, entre ellos Manolo
Caracol. Es bien conocido que Caracol se sentaba en un rincón frente al catre y que, sobrecogido y en silencio absoluto, escuchaba los gemidos del loco, lastimera y ruinosa reminiscencia de lo que había sido su cante. Jipidos y aullidos casi sin letra, sin compás y sin melodía que hacían estremecerse hasta al último mono que los oyese: Caracol tenía que salirse de la estancia e irse llorando enmorecío...


Quería construir...
estaba el loco en la celda
porque quería construir un corazón
Cuando acabao lo tenía
le puso un letrerito en los pies:
"me tienes cómo tú a mí me querías" **




* Camarón de la Isla dejó grabado un fandango atribuído a Macandé, "sin motivo ni razón". Es fácil encontrarlo en YouTube.

** letras de fandangos de Manolo Caracol