Al final de la escalera le esperaba una ventana cerrada hacía semanas, una ventana que, abierta, dejaba ver un mundo espectante por saber de su pequeño súbdito exiliado, de su desaparecido elemento siempre controlado, mas ahora extraviado.
Apretar un botón: la ventana se ilumina...¿hay alguien ahí fuera?
¡Qué pregunta tan estúpida! ¡Pues claro que NO HAY NADIE!
Apretar un botón: la ventana se ilumina...¿hay alguien ahí fuera?
¡Qué pregunta tan estúpida! ¡Pues claro que NO HAY NADIE!
P.S.
Un miércoles tras otro, una diezmillonésima de segundo tras otra, no dejo de pensar en...
Un miércoles tras otro, una diezmillonésima de segundo tras otra, no dejo de pensar en...
Ahora a subir la escalera, ya sabes, parriba parriba siempre :-D
ResponderEliminarMe alegro mucho de leerte por aqui :-)
UN BESO.
Ya era hora Virginiano. Mis posts parecen que te estaban esperando. Me he descojonado con tu comentario. Tienes razón pero a pesar de los pesares el Pitingo sigue vendiendo discos por un tubo...Al final de tanto oirlo acabarás tarareándolo.
ResponderEliminarUn saludazo,
José Luis.
El día que yo tararee al Pitingo es que ya no seré yo, sino una especie de Paco Clavel mezclado con el Tijeritas.
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