Se termina agosto sin frío en el rostro, sino todo lo contrario y veo desde aquí cómo la luz va cambiando, poco a poco y a diario, del naranja-fuego veraniego a otra más suave (aunque todavía queda verano; ya verás, ya). El final de este mes, a mi entender, marca el fin de un año y el comienzo de otro, demostrando que las fuerzas naturales obligan al hombre a adoptar costumbres que prevalecen por encima de las convenciones científicas o gubernativas.
Por mucho que Julio César, Gregorio XIII, la Nasa o el Súrsum Corda se devanasen los sesos haciendo calendarios, ni el año empieza en enero ni mucho menos en primavera -por aquello de las estaciones- ni en el solsticio ni en el equinoccio: aquí, donde el sol y la temperatura hacen que todo se detenga -exactamente igual que ocurre en invierno en los sitios donde hace mucho frío- el año empieza en septiembre. Y termina más o menos en julio, dejando agosto como un período de transición entre el que termina y el que empieza.
Por mucho que Julio César, Gregorio XIII, la Nasa o el Súrsum Corda se devanasen los sesos haciendo calendarios, ni el año empieza en enero ni mucho menos en primavera -por aquello de las estaciones- ni en el solsticio ni en el equinoccio: aquí, donde el sol y la temperatura hacen que todo se detenga -exactamente igual que ocurre en invierno en los sitios donde hace mucho frío- el año empieza en septiembre. Y termina más o menos en julio, dejando agosto como un período de transición entre el que termina y el que empieza.
Yo como estoy en el talego, hormigas no he visto, pero hormigón un viaje...
ResponderEliminarEl graciosillo de turno, Je-Je.
Creo que soy más cigarra que hormiga, además no me duele el pié que me partí, ni tampoco me pica la cicatriz de la operación de apendicitis; así que de lluvia ná de ná.
ResponderEliminarDe todas formas estoy totalmente de acuerdo contigo, y por eso te deseo: “¡Feliz Año Nuevo Jaime!”.
Ya veo que has estado visitando a una dama de hierro que no es la Thatcher (menos mal).
ResponderEliminarY ahora, a ponerse las duracel to quisqui.
Veo que, como los revolucionarios franceses, va a comenzar Vd. el año en el "vendimiario".
ResponderEliminarPor cierto, se alimentan bien las hormigas en su hogar según se dejan fotografiar, aunque espero que esas galletas no sean MIS galletas...
Ñaaaaaaaaaaaamm
Vendémiaire empezaba con el aquinoccio otoñal, es decir, sobre el 21 de septiembre y ya he dicho que "ni solsticio ni equinoccio"¿o cree ud. que tengo algo de gabacho, srta.? ¡hasta ahí podíamos llegar, sacre bleu!
ResponderEliminarPor cierto, el día ha amanecido azorronao...
P.D.
ResponderEliminarLa foto de la hormiga es antigua; se trata de una novia que tuve muy golosa, Paca se llamaba: me dejó por un representante de chupa-chups, la muy...
Quizás, en Virginia Point, esa noche no dure lo mismo que el día...pero es septiembre y es principio de año en el calendario virginiano :D
ResponderEliminarCoincidió con Laplace, aunque tengo que reconocer que es Vd. más bretón que gabacho (si hubiera que elegir, claro).
Y los chupa-chups son muyyy empalagosos. Donde esté un buen "Kojack"...
P.S.: Sí, sí, era calvo juasss
¿Coñicocio de otoño?
ResponderEliminarTelly Savala y Dioniso el Exiguo.
Srta. Marley, lo de bretón es evidente, por algo soy James.
ResponderEliminarTellyniso Savaguo, o Dionilly Exiguola: coñicocio de otoño -con todos mis respetos- lo será usted, señora.