Mis relaciones con las mujeres (y algunos "hombres") suelen ser bastante cordiales en general, hasta que aparece la estupidez, eso sí, convenientemente recubierta de una "educación" que consiste en decirte con una mala leche propia de los peores personajes que la Historia haya conocido, todas las impertinencias posibles del mundo hasta llegar al insulto personal asquerosamente soterrado y hacerte contestar llana y claramente un "vete al carajo" sonoro y explícito, acústicamente más cacofónico que todo lo que te han dicho, pero sin duda menos hipócrita y más honesto.Y claro, el resultado no puede ser otro que considerarte un mal educado por utilizar tan soeces expresiones y sobre todo por ser sincero (algo que las personas de "buena educación" no soportan): el veneno de la víbora ha hecho su trabajo eficientemente.
Cuando este convulso mundo en el que vivimos está en constante y contínua transformación y los seres humanos reclaman más libertad, menos protocolos y parafernalias, menos "rollos" en suma, todavía quedan muchos (y sobre todo muchas) que se creen tocados por la mano de Dios, considerándose superiores y tomando "sus" reglas de comportamiento como las únicas válidas ya que "los demás" están a un nivel muy por debajo del suyo y, sobre todo, son unos maleducados.
Convendría recordarles a estas pobres criaturitas que la primera regla de educación es mostrar respeto hacia las personas, que no todo el mundo ha tenido las mismas posibilidades y que no se puede tener la poquísima vergüenza de reconocerse como cristiano sin tener la más remota idea de lo que es la Caridad (y lo que es peor, sin mostrar el más mínimo interés por saberlo).
Espero que algún día la Humanidad conozca la desaparición de este tipo de especímenes impresentables, anclados en un protocolo cuasi medieval que me hace recordar la corte de los Austrias, en especial el reinado de Felipe IV (vaya carita la del colega) cuando la ESTUPIDEZ dió paso a la degeneración y a la decadencia de España.
La culpa es mía por "juntarme" con gentuza tan bien educada.
(Dedicado a muchas niñas monas [que no lo son tanto], alguna que otra princesa primorosa, aspirantes a tales y simpatizantes y defensores [que los hay])
Cuando este convulso mundo en el que vivimos está en constante y contínua transformación y los seres humanos reclaman más libertad, menos protocolos y parafernalias, menos "rollos" en suma, todavía quedan muchos (y sobre todo muchas) que se creen tocados por la mano de Dios, considerándose superiores y tomando "sus" reglas de comportamiento como las únicas válidas ya que "los demás" están a un nivel muy por debajo del suyo y, sobre todo, son unos maleducados.
Convendría recordarles a estas pobres criaturitas que la primera regla de educación es mostrar respeto hacia las personas, que no todo el mundo ha tenido las mismas posibilidades y que no se puede tener la poquísima vergüenza de reconocerse como cristiano sin tener la más remota idea de lo que es la Caridad (y lo que es peor, sin mostrar el más mínimo interés por saberlo).
Espero que algún día la Humanidad conozca la desaparición de este tipo de especímenes impresentables, anclados en un protocolo cuasi medieval que me hace recordar la corte de los Austrias, en especial el reinado de Felipe IV (vaya carita la del colega) cuando la ESTUPIDEZ dió paso a la degeneración y a la decadencia de España.
La culpa es mía por "juntarme" con gentuza tan bien educada.
(Dedicado a muchas niñas monas [que no lo son tanto], alguna que otra princesa primorosa, aspirantes a tales y simpatizantes y defensores [que los hay])
No hay comentarios:
Publicar un comentario