domingo, 19 de agosto de 2007

Por el monte

-hola ovejita ¿dónde vas tan agobiada?
-¡puuff, cabrita! ¡menos mal que encuentro a alguien! ¡vengo de un "stress" qué ya, ya... !
-relájate y cuéntame, soy todo cuernos...
-pues verás: iba yo con el resto de la borreguil manada, pastando yerbitas frescas por el prado, cuando de repente apareció un calvo con gafas y corbata estrambótico-estrafalaria-adefésico-dantesca, gritando "¡esa, esa, la blanquita del lunar en la frente! ¡esa pa´ mí! ¡la adoro!"
-¿no sería uno que trabaja en las oficinas de Caja-X, así calvo él, con gafas y cara de gilipuertas?
-oye, lo de calvo y todo eso te lo he dicho yo...
-no, yo lo conozco porque ya estuvo por aquí el verano pasado y se quiso liar con la vaquita suave y esponjosa... y blandita ¡qué porras!
-bueno, el caso es que venía corriendo a grito pelado y el perro pastor empezó a ladrarle...
-¿y?
-que el calvo le mordió en todo el pescuezo y con los ojos inyectados en sangre arremetió contra el pastor, lo guillotinó con su propia navaja de cortar el queso y acto seguido se avalanzó contra mí. Claro, ahora soy una pobre oveja descarriada.
-¿quieres una raya?
-no, no, ya he comido yerbajos y honguitos, gracias: estoy a ver si los rumio, que la cosa está muy mala y hay que reciclar.
-y qué lo digas hija; mírame a mí, que soy una cabra con apellidos de los "buenos" y ahora tengo que andar comiéndome hasta las páginas amarillas. Hombre, con un poco de marihuana, pasan.
-debes tener el estómago a prueba de bombas...
-más que el estómago lo que tengo a prueba de bombas super-mega-hiper-atómicas es la cara, para eso soy una cabra hispánica... ¿No has oído algo?
-¡Ay cabrita! ¡el calvo poseso! ¡ahora sí que estoy perdida!
-tranquiiiila hija, tranquila con el subidón de hongos. Déjame hablar a mí.
(el calvo)
-¡AAAAhhh, linda ovejita, por fin te encuentro! ¡abrázame!
(la cabra)
-oiga, calvo-con-gafas-y-corbata-indecentísima, a mi amiga la ovejita me la respeta si no quiere recibir una corná en condiciones.
-pero si vengo en son de paz! sólo quiero declararle mi amor
-tú es que no escarmientas, calvo gilipoyas ¿ya no te acuerdas de la que te dió el toro, cuando te pilló con la vaquita suavita y blandita? ¡Cómo aparezca el carnero...!
-¿y tú tienes novio,cabrita?
-no, yo soy una cabra hispánica y me voy con quien me zalerjigo
-¿y si la ovejita me presta un poco de lana para hacerme un peluquín y me pongo un pendiente y unas lentillas, te vendrías en pantalones de pijama y chanclas a Los Caños conmigo?
-hombre, si me invitas y prometes cambiar las pintas...
-prometo no usar la corbata y no quitarme el peluquín y el pendiente hasta Septiembre.
-vámonos ahora mismo, tronco. Tú, oveja imbécil, pásale un poco de lana al colega, que disimiule la calva.
(la oveja descarriada)
-eso, y ahora os largáis a fumar porros y me dejáis aquí solita ¿no os importa que hagámos trío?
(el calvo y la cabra)
-¡mírala a la pedazo de oveja putona esta! ¡no, si yo ya decía queeee... !
De repente, un velero apareció volando por el monte, pegándose un trastazo contra el calvo y aplastándolo. Se baja el Rey Juan Carlos I y dice: "ustedes perdonen, amables súbditos oveja y cabra ¿Mallorca no cae por aquí?"

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