"... Y en la población de X se ha producido un brutal asesinato: un hombre de X años ha matado a su pareja de X de varias puñaladas. Con esta, son ya X el número de víctimas de la violencia de género en lo que va de año..."
Estas palabras se pueden oir cualquier día en cualquiera de los informativos (vulgo telediarios) que inundan los hogares españoles a través de las, cada vez más plasmáticas, pantallas de tv. O leerse en las páginas de sucesos de cualquier diario en cualquier punto de la geografía española. Incluso en un sello oficial del servicio de Correos de España puede verse la citada frase.
No sé quién habrá puesto de moda la dichosa frasecita de marras, pero desde luego, los redactores o quienes quiera que estén a cargo de controlar el buen enunciado de las noticias, "se lucen", como, por otra parte, no es de extrañar.
Asistimos aquí a otra clara influencia del inglés, donde gender (género) y sex (sexo) tienen connotaciones diferentes a las propias del español.
Cuando en inglés se habla de gender, nos estamos refiriendo al sexo natural de las personas y animales, esto es, macho y/o hembra (hermafroditismo y mariconeríos aparte) y también al género gramatical propiamente dicho: masculino, femenino o neutro (comunes a las lenguas indoeuropeas).
Cuando se habla de sex, en general, simplemente se está hablando de "folleteo" y cosas parecidas (revolcones, lotes, magreos, etc.).
En español el género, junto con el número, es un accidente gramatical del sustantivo (huella de las desinencias latinas) y puede ser, además de los tres ya citados, ambiguo*. Determina, pues, una cualidad del sustantivo y debe tener concordancia con los posibles artículo, pronombre y adjetivo y con el verbo, los cuales también están sujetos a reglas similares (el verbo tiene aparte de número, persona, tiempo y modo) para una estructura morfológicamente correcta de las oraciones gramaticales. Es decir, el sentido de la palabra género (referido a este caso) es única y exclusivamente gramatical, e indica un rasgo inherente al sustantivo (y por extensión, al artículo, adjetivo y pronombre).
Es el accidente gramatical que indica si éste pertenece al masculino o al femenino.
El masculino se aplica a los sustantivos o nombres que designan varones y animales machos: hombre, niño, hijo, escritor, león. Además, se aplica a nombres que pueden catalogarse como tales por ir precedidos del determinante masculino el o los: parque, árboles.
El género femenino se aplica a los sustantivos que designan mujeres y animales hembras: mujer, madre, Luisa, vaca, paloma.. También se llaman femeninos los nombres que designan cosas y pueden ir precedidos del artículo femenino la o las: mesa, nubes.
La violencia a la que se refieren estos eruditos doctores de la comunicación (se sobreentiende, vaya) es la que se produce entre personas de diferente sexo , sin que, por otra parte, estén claros los parámetros que rigen que esta violencia quede tipificada aparte del resto de "violencias"(la violencia es violencia, y punto). Pero esto es harina de otro costal, ya que entonces tendríamos que hablar de fines electoralistas y componendas similares.
ACCIDENTES GRAMATICALES DEL VERBO Accidentes Clases Referencia Ejemplos Número Singular
PluralUn solo sujeto
Varios sujetosTú estudiaste.
Vosotros estudiáis.Persona Primera
Segunda
TerceraPersona(s) que habla
Persona(s) que escucha
De quien(es) se hablaYo escribo.
Tú lees.
Él lo sabe.Tiempo Pasado
Presente
FuturoHechos ya ocurridos
Hechos que están ocurriendo
Hechos que ocurriránPintó la pared.
Tú pintas la pared.
Nosotros la pintaremos.Modo Indicativo
Subjuntivo
ImperativoHechos reales, seguros
Expresión de deseo, duda...
Expresión de mandatoAcertó una quiniela.
Quisiera acertar.
¡Adivina el resultado!
* El género ambiguo no es para designar a los/las Drag Queens, sino que existen en español cuatro -4- sustantivos que pueden ser considerados masculinos ó femeninos y son estos: el/la calor; el/la mar; el/la sartén; el/la puente (por sorprendente que pueda parecer este último, es normal decir la puente en muchas zonas de Castilla o La Rioja p.ej.)
P.S.
Mi agradecimiento a una antigua colaboradora en la sombra, ahora retirada, promotora de la idea de esta entrada.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarLas palabras tienen género y no sexo.
Los seres vivos tienen sexo y no género.
Es así de simple.
Yo zé quien tiene güen género y baratito, pisha, kestá la coza mú mala.
ResponderEliminarLa Mora Camella.